El Grupo Emaús: Cómo Mantener la Llama Viva Después del Retiro

El Grupo Emaús: Cómo Mantener la Llama Viva Después del Retiro

Acabas de vivir uno de los fines de semana más intensos y reveladores de tu vida. El retiro de Emaús te ha dejado el corazón lleno, la mente en calma y una sensación de paz que casi habías olvidado que existía. Estás en una burbuja de amor, rodeado de nuevos hermanos y con la certeza de que no caminas solo. Pero entonces… llega el lunes.

El despertador, el trabajo, las responsabilidades familiares, el tráfico. Poco a poco, la rutina amenaza con apagar esa llama tan viva que sentías arder en tu interior. Y es normal que te asalte la pregunta: «Y ahora, ¿qué?».

Tranquilo, no eres el primero ni el último al que le pasa. El retiro no es la meta, es el pistoletazo de salida. Es el empujón que necesitabas para empezar a caminar de una forma diferente. Y la clave para no perder el rumbo, para seguir alimentando esa llama, tiene un nombre: el grupo Emaús.

La Realidad del «Cuarto Día»: Volver a la Rutina

En la jerga del movimiento Emaús, al resto de tu vida después del retiro se le conoce como «el cuarto día». Los tres días del fin de semana han sido un regalo, un tiempo de gracia en un entorno protegido. El cuarto día es donde se juega el partido de verdad, en el campo de tu vida cotidiana.

Es totalmente natural que el «subidón» inicial vaya asentándose. No te sientas culpable si la euforia da paso a una alegría más serena o si un mal día en el trabajo te hace dudar. La vida espiritual no es una montaña rusa de emociones, sino un camino de fondo, una maratón. Y para una maratón, necesitas avituallamiento y compañeros de carrera.

Ahí es donde entra en juego la comunidad. Como demuestran numerosos estudios, la conexión social y el sentido de pertenencia son fundamentales para el bienestar general. Si esto es cierto para la vida en general, ¡imagina lo importante que es para la vida de fe! Un estudio de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH) destaca cómo las relaciones sociales sólidas son un pilar para la salud física y mental. El grupo Emaús es precisamente esa red de apoyo espiritual.

El Papel Fundamental del Grupo Emaús para Perseverar

Un grupo Emaús, a menudo llamado grupo de perseverancia, no es más que un pequeño grupo de «caminantes» (personas que han hecho el retiro) que se reúnen periódicamente, normalmente una vez a la semana o cada quince días. No es una obligación, sino una oportunidad. Es el gimnasio del alma donde te pones en forma para afrontar los desafíos del cuarto día.

Es tu red de seguridad. Es el lugar donde puedes compartir tus alegrías, tus luchas, tus dudas y tus victorias sin miedo a ser juzgado. Son personas que hablan tu mismo idioma, que entienden perfectamente lo que sentiste en el retiro porque ellos también lo vivieron.

Es un recordatorio constante. En medio de un mundo que a menudo nos empuja a vivir deprisa y centrados en lo material, tu grupo te recuerda lo esencial. Te ayuda a mantener la perspectiva y a no olvidar por qué empezaste a caminar.

¿Qué se Hace en un Grupo de Perseverancia de Emaús?

Cada grupo tiene su propia dinámica, pero la mayoría comparte una estructura similar que suele incluir estos tres pilares:

  1. Compartir la vida: Se crea un espacio de confianza donde cada uno cuenta cómo le ha ido la semana. ¿Has podido llevar a Dios a tu trabajo? ¿Has tenido alguna dificultad en casa? Compartir tu testimonio, por pequeño que sea, no solo te ayuda a ti, sino que ilumina y da esperanza a los demás.
  2. Oración en comunidad: Rezar solo es fundamental, pero rezar juntos tiene una fuerza increíble. Como dice el Evangelio, «donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20). En el grupo se reza por las intenciones de cada uno, se da gracias y se pone la semana en manos de Dios.
  3. Formación: El movimiento emaús no busca crear cristianos de «fin de semana», sino personas con una fe madura y formada. Por eso, en muchos grupos se lee y comenta el Evangelio del domingo siguiente, se profundiza en algún aspecto de la fe o se lee algún libro espiritual. Es una forma de seguir creciendo y entendiendo mejor el tesoro que hemos recibido.

Consejos Prácticos para Mantener Viva la Llama

Además de unirte a un grupo, hay otras cosas que puedes hacer para que la experiencia del retiro dé frutos duraderos en tu vida.

Integra Pequeños Hábitos Espirituales en tu Día a Día

No necesitas hacer grandes proezas. La santidad se construye en lo pequeño.
Cinco minutos por la mañana: Antes de coger el móvil, dedica cinco minutos a dar gracias por el nuevo día y a ofrecérselo a Dios.
Un recordatorio a mediodía: Una breve oración, como un Avemaría o un Padrenuestro, para volver a centrarte.
Lectura breve: Lee cada día un pequeño fragmento del Evangelio. Hay muchas apps y webs que te ofrecen el Evangelio del día con un breve comentario.
Examen de conciencia por la noche: Antes de dormir, repasa tu día con gratitud. ¿Dónde has visto a Dios hoy? ¿En qué podrías haber amado más?

La oración es el pilar de la vida cristiana. Si quieres profundizar en qué es y cómo rezar, la sección sobre la Oración Cristiana del Catecismo de la Iglesia Católica es una fuente inagotable de sabiduría.

Involúcrate en tu Parroquia

El movimiento emaus nació para revitalizar las parroquias, no para crear comunidades paralelas. El retiro te ha dado un impulso, ¡ahora llévalo a tu comunidad!
– Acércate a tu párroco y ofrécete para ayudar.
– Participa en la Eucaristía dominical de forma más consciente.
– Únete a otros grupos parroquiales: Cáritas, un coro, un grupo de liturgia…

Tu parroquia es tu familia espiritual más grande. Es el lugar donde la fe se celebra y se vive en comunidad.

Considera Servir en Futuros Retiros

Cuando te sientas preparado, una de las experiencias más enriquecedoras es «devolver» lo que has recibido sirviendo en un nuevo retiro de Emaús, Effetá o Bartimeo. Preparar un retiro y entregarte para que otros puedan vivir lo que tú viviste es una forma increíble de reavivar tu propia fe y de entender la gratuidad del amor de Dios en una dimensión completamente nueva.


El camino después de Emaús es apasionante. Habrá llanuras, cuestas y algún que otro bache, pero la gran noticia es que ya no lo recorres solo. Tienes a Dios que camina contigo y a una comunidad de hermanos que te sostiene.

No tengas miedo de que la llama se apague. Ocúpate de alimentarla cada día con pequeños gestos, con la oración y, sobre todo, con la alegría de compartirla. Busca tu grupo emaús y sigue caminando. El viaje no ha hecho más que empezar.

Preguntas Frecuentes

Q: ¿Es obligatorio unirme a un grupo de perseverancia? Mi vida es muy complicada y no sé si podré comprometerme.

A: No es una obligación, sino una ayuda muy recomendable. La clave no es el grupo en sí, sino el no aislarte. Si un grupo semanal no es viable para ti, busca alternativas como un grupo quincenal o mantén un contacto frecuente con algunos de los hermanos que conociste en el retiro. Lo importante es tener una red de apoyo para compartir tu camino de fe.

Q: Siento que la euforia y la paz del retiro están desapareciendo con la rutina. ¿Estoy haciendo algo mal?

A: No, no estás haciendo nada mal. Es una experiencia completamente normal y esperada. El retiro es un impulso inicial, no un estado emocional permanente. La vida de fe se vive en la normalidad del día a día, con sus altibajos. El verdadero reto del ‘cuarto día’ consiste en aprender a encontrar a Dios en esa rutina, no solo en la intensidad del fin de semana.

Q: Entre tantos consejos, ¿cuál es el paso más simple y efectivo que puedo dar ahora mismo para no perder el impulso?

A: El paso más simple es crear un pequeño hábito de oración diario. No tiene que ser algo complicado: dedicar cinco minutos al levantarte para ofrecer tu día a Dios, o leer el Evangelio del día, puede ser suficiente para mantener la conexión y la perspectiva en medio de la rutina. La constancia en lo pequeño es lo que construye una fe sólida.

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