Retiro Emaús Mujeres: Mi Testimonio Personal de un Fin de Semana que lo Cambió Todo

Retiro Emaús Mujeres: Mi Testimonio Personal de un Fin de Semana que lo Cambió Todo

Retiro Emaús Mujeres: Mi Testimonio Personal de un Fin de Semana que lo Cambió Todo

Hace poco más de un año, mi vida era una carrera contrarreloj. Entre el trabajo, las responsabilidades familiares y ese ruido de fondo constante que es la vida moderna, sentía que corría en una cinta de gimnasio: mucho esfuerzo, pero sin avanzar a ningún sitio. La palabra «espiritualidad» me sonaba a algo lejano, como una asignatura pendiente que nunca encontraba hueco en mi agenda.

Si en ese momento alguien me hubiera hablado de encerrarme un fin de semana completo, sin móvil, en un «retiro espiritual», probablemente me habría reído. O, siendo honesta, habría puesto los ojos en blanco pensando «otra cosa de beatas».

Y sin embargo, aquí estoy, escribiendo sobre cómo ese fin de semana, ese retiro de Emaús para mujeres, no solo me cambió la perspectiva, sino que, de alguna manera, me devolvió a mí misma. Este es mi testimonio, sincero y sin filtros, de lo que viví.

La Crónica de una Escéptica: ¿Por Qué Fui?

Mi viaje a Emaús no empezó con una llamada divina ni una revelación mística. Empezó con la insistencia cariñosa pero firme de una amiga. «Tienes que ir, tía. Confía en mí», me decía. Yo ponía todas las excusas del mundo: «no tengo tiempo», «eso no es para mí», «me voy a aburrir», «seguro que es rarísimo».

En el fondo, lo que tenía era miedo. Miedo al silencio. Miedo a lo que podría encontrar si dejaba de correr y me paraba a mirar hacia dentro. Miedo a sentirme juzgada o a no encajar. Pero mi amiga vio algo en mí que yo no veía: un agotamiento profundo, un vacío que intentaba llenar con ruido y ocupaciones.

Un día, después de una semana especialmente horrible, me rendí. «¿Sabes qué? Voy. Total, ¿qué es lo peor que puede pasar? Perder un fin de semana». Hoy me río de mi ingenuidad. No perdí un fin de semana, gané una vida.

Llegada al «Desconocido»: Primeras Impresiones

Llegué a la casa de convivencias con el coche cargado de escepticismo y una pequeña maleta. Al bajarme, vi a otras mujeres. Algunas charlaban nerviosas, otras miraban el móvil como si fuera la última vez. Reconocí en sus caras la misma incertidumbre que sentía yo. No éramos un grupo de «súper católicas»; éramos mujeres normales y corrientes: madres, profesionales, jóvenes, mayores… un reflejo de la sociedad.

Lo primero que hicimos fue entregar el móvil. Sentí un pequeño ataque de pánico. ¿Y si pasa algo? ¿Cómo sobrevivo sin WhatsApp? Pero esa desconexión forzada fue el primer regalo. Sin la pantalla como escudo, no te queda más remedio que levantar la vista y mirar a los ojos a las personas que tienes delante.

Nos recibieron unas mujeres sonrientes, las «servidoras». No eran monjas, eran mujeres como nosotras que ya habían vivido el retiro y ahora lo organizaban por pura generosidad. Su calidez y su alegría genuina empezaron a derribar mis murallas. Nadie me preguntó a qué me dedicaba, si iba a misa o cuánto dinero ganaba. Solo me dieron un abrazo y una bienvenida sincera.

¿Qué Pasa Realmente en un Retiro de Emaús? (Sin Spoilers)

Esta es la pregunta del millón. Y la razón por la que se pide no contar los detalles es para proteger la experiencia de las futuras caminantes. No es secretismo, es cuidado. Porque Emaús no es algo que se cuenta, es algo que se vive.

Pero sí puedo compartir la esencia de lo que sentí y lo que transformó mi fin de semana.

Escuchar y Ser Escuchada

Una de las columnas vertebrales del retiro son los testimonios. No son sermones ni charlas teóricas. Son historias de vida. Mujeres que, con una valentía increíble, se ponen delante de ti y te abren su corazón. Hablan de sus heridas, de sus alegrías, de sus luchas, de sus pérdidas y de sus momentos de luz.

Escucharlas fue un espejo. En sus historias, reconocí mis propios miedos, mis propias culpas y mis propias esperanzas. Por primera vez en mucho tiempo, no me sentí sola en mis batallas. Lloré, y mucho. Pero no eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de liberación, de sentirme comprendida sin necesidad de decir una palabra.

El Poder del Silencio y la Reflexión

En nuestra vida diaria, el silencio es un lujo. En Emaús, es una herramienta. Hubo momentos para estar a solas, para pasear, para sentarse en la capilla sin más obligación que la de estar. Al principio es incómodo. La mente se acelera, te vienen a la cabeza mil tareas pendientes.

Pero poco a poco, el ruido se calma. Y en ese silencio, empiezas a escucharte a ti misma. Te haces las preguntas importantes. Te reconcilias con partes de ti que tenías olvidadas. El retiro se inspira en el pasaje del Evangelio de los discípulos de Emaús, donde dos seguidores de Jesús, desolados tras su muerte, caminan y conversan hasta que se encuentran con Él resucitado. Ese fin de semana, yo fui una de esas discípulas, caminando y procesando mi propia desolación hasta encontrar una luz inesperada.

La Comunidad: El Abrazo que no Sabía que Necesitaba

Lo más poderoso de mi experiencia en el retiro de Emaús fue la comunidad. Ese grupo de mujeres, que el viernes éramos perfectas desconocidas, el domingo éramos hermanas. La vulnerabilidad compartida crea un vínculo indestructible.

Hubo risas, muchas risas. Bailes improvisados. Conversaciones profundas con un café. Abrazos. Muchos abrazos. Abrazos que curan, que sostienen, que te dicen «estoy aquí, te entiendo, no estás sola». Descubrí la fuerza de la sororidad en su estado más puro, un apoyo incondicional que nace del respeto y el cariño mutuo.

El Regreso a Casa: El Verdadero Comienzo

Salí de allí el domingo por la tarde sintiéndome… diferente. No es que mis problemas hubieran desaparecido por arte de magia. La vida seguía siendo la misma, pero yo no. Me sentía más ligera, como si me hubiera quitado una mochila llena de piedras que llevaba años cargando sin darme cuenta.

Tenía una paz interior que no recordaba haber sentido nunca. Una sensación de estar conectada: conmigo misma, con las demás y, sí, con Dios, de una forma personal y cercana que nunca había experimentado.

El retiro no es un punto final, es un punto de partida. Es lo que llaman «el cuarto día», el resto de tu vida. Emaús te da herramientas, te da una comunidad de apoyo y te da una nueva mirada para afrontar el día a día.

Mi Conclusión: ¿Recomendaría el Retiro de Emaús para Mujeres?

Mi respuesta es un sí rotundo, sin dudarlo un segundo.

Si eres creyente, encontrarás una forma de reavivar tu fe y hacerla tuya, real y viva.
Si estás alejada o tienes dudas, encontrarás un espacio seguro y sin juicios donde explorar tu espiritualidad a tu ritmo.
Si simplemente estás agotada, perdida o sientes que te falta algo, date la oportunidad.

No vayas esperando milagros, aunque a veces ocurren. Ve con la mente y el corazón abiertos. Ve dispuesta a dejarte sorprender. Te aseguro que es uno de los mejores regalos que te puedes hacer a ti misma. Para mí, fue mucho más que un fin de semana; fue el comienzo de un nuevo camino.

Preguntas y Respuestas

Pregunta: ¿Qué es exactamente un retiro de Emaús?

Respuesta: Es un retiro espiritual de fin de semana, organizado por laicos para laicos dentro de la Iglesia Católica. Está inspirado en el pasaje del Evangelio de los discípulos de Emaús y se centra en el testimonio personal, la reflexión y la comunidad para facilitar un encuentro personal con Dios.

Pregunta: ¿Tengo que ser muy religiosa o practicante para asistir?

Respuesta: No, en absoluto. El retiro está abierto a todas las mujeres, independientemente de su situación de fe, su relación con la Iglesia o sus dudas. Es un espacio de acogida donde todas las historias y procesos personales son respetados.

Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre el retiro de Emaús de mujeres y el de hombres?

Respuesta: La estructura y el objetivo son los mismos, pero se realizan por separado para crear un ambiente de máxima confianza y apertura. Esto permite que tanto hombres como mujeres puedan compartir sus vivencias y vulnerabilidades en un entorno donde se sienten más comprendidos.

Pregunta: ¿Realmente te quitan el móvil durante todo el fin de semana?

Respuesta: Sí, se pide a las participantes guardar sus móviles para facilitar una desconexión real del exterior y una conexión profunda con la experiencia y con una misma. La organización siempre dispone de un teléfono de contacto para cualquier emergencia, por lo que tu familia puede localizarte si fuera necesario.

Pregunta: ¿Me obligarán a hablar o a compartir mi vida en público?

Respuesta: Absolutamente no. La libertad personal es un pilar del retiro. Se te invitará a participar, pero nadie te forzará a hacer o decir nada con lo que no te sientas cómoda. Puedes vivir la experiencia de una forma más introspectiva si así lo deseas.

Pregunta: ¿Cuánto cuesta el retiro y qué incluye?

Respuesta: El coste es una donación sugerida que cubre todos los gastos del fin de semana: alojamiento en pensión completa, materiales, etc. Se busca que el dinero no sea un impedimento, por lo que si alguien no puede afrontar el coste, siempre se buscan soluciones. No tiene ánimo de lucro.

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